Tal vez por pereza intelectual muchas veces le hemos dado crédito a la idea que el progreso técnico es un proceso que avanza linealmente impulsado por la inercia de los hechos. A menudo, en ese devenir, hemos dejado atrás lo que antes se tenía por bueno y eficaz por motivos no del todo fundados. Por ello, el desarrollo integral es lo que a veces queda postergado en esa dinámica vertiginosa.
De la evaluación sistemática de la historia de la conservación del patrimonio, emergen sobradas pruebas de los errores cometidos, sobre todo, respecto a las técnicas de restauración, muchas de las cuales, que se juzgaron imprudentes, agresivas e invasivas. Con los años, y a caballo del notable progreso de la actividad -que hoy es una disciplina asociada con las humanidades y las ciencias naturales, comenzó a adquirir más y más consenso el saludable criterio de la mínima intervención. Como consecuencia de ello, una generación entera fue educada con foco en la conservación preventiva, cuyo florecimiento trajo enormes beneficios a las colecciones de todo tipo. Lógicamente, la idea de preservar el conjunto y la de controlar las condiciones medio-ambientales prevaleció sobre la costumbre de restaurar piezas individuales.
Sin embargo, la mínima intervención se convirtió gradualmente en una suerte de dogma que se vio reflejado en un empobrecimiento de los saberes y destrezas tradicionales, algunas de las cuales dejaron de enseñarse o fueron abandonadas. De hecho, comenzaron a escasear los restauradores que dominaban esas habilidades y que podían transmitirlas, sobre todo, los delicados procesos de intervención estructural de pintura sobre tela.
Advertidos de esta laguna, algunos miembros de la comunidad internacional expresaron su preocupación, puesto que la mínima intervención no puede prolongarse más allá de un límite razonable. Revisar el pasado, recuperar viejos criterios, procedimientos y técnicas es, precisamente, lo que propone la iniciativa Conserving Canvas de la Fundación Getty, a través de generosos subsidios.
El Centro Tarea de la Escuela de Arte y Patrimonio de la UNSAM propuso a Getty organizar el capítulo argentino de tan importante iniciativa, que en poco tiempo fue aprobada, uniéndose a otros proyectos del mismo tipo en Europa, Estados Unidos y América Latina. El proyecto presentado por Tarea planteó no sólo restaurar un corpus de pinturas, sino también entrenar -bajo las citadas consignas-, a un grupo de ocho jóvenes restauradores de la región y de nuestro país con la condición que tuviesen responsabilidades en el área de conservación de museos e instituciones públicas. A tal efecto, fueron seleccionadas tres obras del Museo Provincial de Bellas Artes “Emilio Pettoruti de la Plata, Provincia de Buenos Aires, que acogió con entusiasmo el ofrecimiento. Creada en base a la generosa donación de Juan Benito Sosa en 1877, y hoy con más de tres mil obras principalmente dedicadas al siglo XX, la colección del Museo Pettoruti es considerada una de las más valiosas del país.
Néstor Barrio
Director del proyecto Conserving Canvas
Catálogo Tarea en La Plata aquí